La forma que adopta el callejero de toda ciudad se plasma en el plano urbano. Existen cuatro tipos básicos:
1.- Plano ortogonal, en cuadrícula o en damero.
2.- Plano lineal.
3.- Plano radioconcéntrico.
4.- Plano irregular.
La forma concreta que adopta el plano de una ciudad depende del marco, o medio natural, las características culturales, la situación socioeconómica o política, etcétera. Para analizar un plano es necesario tener un marco de referencia. Es en las épocas de crecimiento de la ciudad cuando se fija la forma del plano urbano.
El plano ortogonal se caracteriza porque todas las calles se cortan en ángulo recto. Su idea básica se remonta a la Antigüedad. En ocasiones se le llama plano hipodámico, porque se atribuyó su invención a Hipodamos de Mileto, pero la realidad es que, aunque este fue el tipo de plano que propuso Hipodamos para Mileto, ya se conocía en Babilonia en Egipto. El plano ortogonal presenta grandes ventajas: fácil parcelamiento, posibilidades de expansión regular y regularidad; pero también, para el mundo de hoy, tienen desventajas, sobre todo relacionadas con el tráfico de vehículos: mala visibilidad en los cruces, dificultades en el cambio de sentido, problemas de congestión en el centro y dificultades para conectar el centro y la periferia.
El plano radioconcéntrico se caracteriza porque parte de sus calles convergen en un centro (calles radiales), mientras que el resto se disponen concéntricamente a este centro, comunicando las calles raciales entre sí (calles circunvalantes). Este plano tiene la ventaja de que permite una circulación fácil entre el centro y la periferia, pero la visibilidad en los cruces de las calles es reducida. Además, la parcelación no es uniforme, y no es posible extender este tipo de plano en cualquier tipo de topografía. Sin embargo es el tipo de plano que con más fuerza resalta el centro urbano.
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